Cuando se reúnen las características óptimas, aparece en pleno funcionamiento el ecosistema de las saladas. Es simple, basado en pocos organismos. Entre los productores primarios, protege al suelo de la erosión eólica, reteniendo los propágulos del resto de especies, un grueso tapiz compuesto fundamentalmente por cianofíceas filamentosas. Ese tapiz, es un tanto independiente del resto del sistema, ya que cualquier forma de humedad, un simple rocío, le permite, al cabo de pocas horas, reavivar sus células. Son algas en general triviales, dentro de su adaptación a resistir fuertes concentraciones salinas. Más característicos son los macrófitos,
de los cuales siempre esta presente la fanerógama Ruppia
drepanensis y la hepática Riella
helicophilla. En ocasiones, cuando el agua es abundante, la biomasa de organismos productores primarios y secundarios, es elevada. Permite, por lo menos en época de migración e invernada, la sedimentación de numerosas aves acuáticas, unas (anátidas) pastando en las praderas de macrófitos de los fondos de las saladas, otras (limícolos) mariscando los artrópodos depositados por el viento en las orillas. Se da la circunstancia que los años favorables, los acúmulos de aves se forman de manera inmediata y con proporciones entre especies muy distintas a las que aparecen en lagunas próximas de distintas caracteristicas (como La Laguna, Sariñena). Diriase que existe una cierta tradición de invernada de aves de lugares salinos y salobres, como tarro blanco (Tadorna tadorna), ánades rabudo y silbón y pato cuchara (Anas acuta, A. penelope y A. clypeata) formando comunidades que se alimentan de semillas de Ruppia y huevos de Artemia u otros crustáceos, de forma tan asombrosamente semejante a las de La Camarga y delta del rio Ebro, que solo la escasa aparición del flamenco en la zona, nos impide asegurar una constante comunicación entre tales lugares. |
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César Pedrocchi Renault
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Fauna y flora de las saladas |